



Es un cortometraje que goza de eficiencia comunicativa. Es un deslumbrante viaje sensorial en donde la mezcla de sonido juega un rol fundamental, pues podemos percibir el dinamismo de lo planteado en pantalla. Tiene tintes cinematográficos en cuanto a la construcción y mezcla de ruidos.
En cuanto a la construcción narrativa del relato, hay una estructura clara, un deleite lineal que atrapa la atención del espectador. Personajes bien construidos en base a personalidades destacadas y, a la vez, claves en cuanto al desarrollo de la historia, que, recordemos, es breve.
Debemos destacar la fluidez de movimiento en cuanto a la interacción de los personajes en su espacio, ese bien logrado trato de verosimilitud a la hora de construir un universo, que nos otorga seguridad en la trama.
Como punto final, me gusta el mensaje que el corto logró en mí. Es decir, evidentemente una manifestación artística tiene efectos diversos en las personas, luego de desglosar la trama todos tomamos nuestras propias conclusiones. Siento que el concepto de la “monstruosidad” conviviendo con la “ingenuidad” es bien contingente, lo vemos todos los días. Los personajes representan el comportamiento humano, creo yo, es un condensación de comportamientos que se enfrentan y se conocen, pero que no están al tanto del otro.